"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





martes, 30 de septiembre de 2025

Variaciones sobre el puño

 


1. El puño ha cambiado de bando, por lo que se ve. Me ha hecho pensar en ello el gesto de un mandatario number one que recurre con frecuencia a la exhibición de un puño. No eleva el brazo más allá de su cráneo y a veces lo deja a la altura de su corbata. Como masculla con ese sonido del que hacen gala todos los autócratas convencidos y confesos y desmedidos, no hace falta dar nombres -aunque conocimos alguno de frágil voz al que no le temblaban sin embargo su firma en las sentencias letales- no se sabe bien si refuerza con su hosca palabra el gesto empuñado o es el puño el que da giro implacable y cargado de soberbia omnímoda a las palabras. A veces hace incluso movimientos de baile con el puño y su cintura, tipo la yenka, adelante, atrás, que embelesan a la legión fanática de admiradores que le siguen.  



2. En algún libro sobre símbolos leo que el puño ya sale en los relieves asirios. Por más que busco fotografías de relieves asirios, que tanto me entusiasman, existentes en los museos europeos de la rapiña, no veo el puño; veo que la mano de los mandatarios empuña algo -un cetro, un látigo, una brida- pero no es lo mismo un puño que empuña un objeto que un puño que hoy se llamaría empoderado. Que cree que tiene poder aunque sea más deseo. No es igual empuñar que alzar el puño, vacío de objeto pero cargado de idea. Aunque también la idea puede, y suele ser, un objeto. En los asirios veo que se reproduce mucho la palma abierta, que ese es otra simbolismo, y no necesariamente la de los farsantes totalitarios del siglo XX o los neo de hoy. Curiosamente en los diccionarios de símbolos apenas aparece mencionado el puño, no así la mano abierta, que no se presta menos a ser exhibida e interpretada. 




3. Fue en los Juegos Olímpicos de Méjico de 1968 cuando unos triunfadores en no sé qué prueba subieron al podium haciendo gala no de su victoria personal, que también, sino de un gesto reivindicativo, el de la causa negra, digamos, valorando su dignidad, su condición tan humana como los blancos. Entonces su esfuerzo ganador proyectó otro esfuerzo colectivo mayor. Se vindicaban a favor de la normalización black. Recordaban al mundo y, sobre todo, al ámbito de los contradictorios USA, que tenían tanto derecho como el que más. Era un gesto simbólico, en fin, de lo que ellos mismos llamaron el black power. ¿Sirvió o no sirvió? Los estadounidenses negros de hoy dirán que se sigue deteniendo por las calles a supuestos delincuentes negros o simplemente que no les caen bien a la policía por el mero hecho de ser negros.





4. Honoré Daumier, ese excelente pintor, ilustrador, caricaturista, etcétera de las artes gráficas, reprodujo escenas de su tiempo histórico revuelto y duro. Las revoluciones de 1830 y 1848 en Francia no pasaron desapercibidas a quien las vivió de cerca. Si ya había reproducido infinidad de escenas  de la vida cotidiana, ¿cómo no iba a hacerlo también de las reivindicaciones sociales, de las exigencias obreras, que fueron cotidianidad a lo largo del siglo? Da igual si el cuadro aquel se titula La revuelta, La huelga o La revolución, porque no es un rótulo lo que expresa lo vivido sino la propia escena que, para mí, cabalga entre un impresionismo difuso y un expresionismo anticipador, aunque muchos lo encasillen como realismo simplemente. Daumier busca la expresión de la protesta social indignada a través de la escena en la que, entre la masa que toma la calle, sobresale el individuo decidido, sea líder, espontáneo entregado o simple voceador del sentir colectivo. Por cierto, el puño ¿fue antes que la bandera? No lo sé, pero indudablemente fue par a la sangre.





5. La potencia de los símbolos ¿perece con cada época o sobreviven y se extienden permanentemente en cada circunstancia histórica posterior? Contemplas una fotografía de jornaleros españoles durante la guerra civil y a primera vista te parece obsoleta. Ya no hay esos jornaleros españoles. ¿Seguro? Hay otros con procedencias norteafricanas o subsaharianas, por ejemplo, imprescindibles para las labores de recogida aunque algunos energúmenos alcen la voz hipócrita contra ellos. Ya no hay las hoces, las fajas, las camisas raídas, ¿o las hay de otras maneras, con otra forma de herramienta? ¿Qué persiste, entonces, de la foto antigua en el espíritu de hoy día? ¿Sobrevive el gesto del puño o ha desaparecido para siempre? Blandir una herramienta ¿no es más coherente y constructivo que alzar un arma? Persiste el hombre, el ser humano que dice NO antes las circunstancias adversas, ante la sumisión o la explotación latentes. Aunque no lo manifieste todos los días. Aunque no alce puño alguno. ¿Será que el puño se agazapa como arma interior de resistencia en cada individuo que se siente herido?





6. Una fotografía más o menos reciente en que hay puño y algo más enarbolado por el puño, que no se ve qué es. Pero cuyo sentido queda refrendado por la boca que grita, que clama, que lanza consignas. Son jóvenes, estudiantes sin duda, y la mayoría confía más en exhibir el grito ordenado, en repetir la consigna sugerida, en hacer piña simplemente. Se saben pacíficos, pero repiten la liturgia de los mismos rituales que practicamos en el pasado, cuando el poder era más ominoso y encararse con él mucho más arriesgado. En ese sentido quien muestra una actitud híbrida, mitad puño mitad empuñado, puede estar trazando que la protesta del futuro pueda seguir siendo pacífica o se desboque. En cualquier caso si el puño significa entonces la denuncia razonada, la manifestación de una reacción frente a lo injusto y la propuesta de una ordenación nueva de las condiciones de vida se estará conectando con una trayectoria social larga desde hace siglos. Algo que deberán aclarar los jóvenes. ¿Con la mirada inteligente puesta en un cambio que avance o dejándose engatusar por los profetas de la mentira y el retroceso? 
 





7. Si es un símbolo el puño del recién nacido se trata de un símbolo inconsciente y recóndito. Puede que sea simplemente biológico, pero ¿hay mayor reivindicación y significado que mostrar una resistencia frente a la vida que acaba de iniciar? ¿Es el cuerpo todo el intérprete de ese afrontar lo exterior del útero abandonado -donde ya el puño se fue haciendo presente- en una respuesta en pro de la nueva supervivencia? Lloros, gimoteos, estiramientos. retorcimientos, bostezos...y el puño cerrado que ¿no se nos antoja más simbólico que cualquier idea que va a recibir el niño a lo largo de su existencia? ¿Empuña la energía interior que acaba de surgir plenamente?  ¿Retiene una memoria biológica instintiva de los nueve meses que se fue haciendo? Va a resultar que el puño del recién nacido es el primer gesto, la primera presencia de un cierto tipo de poder, el primer asimiento del aire. Tal vez la expresión del brote de la conciencia aún en estado subliminal.






viernes, 26 de septiembre de 2025

De Demócrito, Burton y nosotros ahora mismo

 



Robert Burton en su Anatomía de la melancolía:

"¿Cómo se habría quedado Demócrito al ver estas cosas? 

Al ver a un hombre convertirse en cualquier cosa, como un camaleón, o como Proteo, que se transforma en todas las formas posibles, representar veinte partes y personajes a la vez, ser oportunista y variar como el planeta Mercurio, bueno con lo bueno, malo con lo malo; tener una cara, un aspecto y un carácter diferentes para cada uno con el que se encuentra; de todas las religiones, humores, inclinaciones, mover la cola como un spaniel, con obediencias fingidas e hipócritas, enfurecerse como un león, ladrar como un perro, luchar como un dragón, morder como una serpiente, tan manso como un cordero, y sin embargo enseñar los dientes como un tigre, llorar como un cocodrilo, insultar a algunos, y aun así otros le dominan, aquí mandan, allí se rebajan, tiranizan en un sitio, se les frustra en otro; un sabio en casa, un necio fuera para hacer felices a otros. 

Al ver tanta diferencia entre las palabras y los hechos, tantas parasangas entre la lengua y el corazón, los hombres que, como actores, representan una gran variedad de papeles, dan buenos preceptos a otros, mientras que ellos mismos se arrastran y revuelcan sobre el suelo. 

Al ver a un hombre declarar amistad, besarle la mano, a quien quería ver decapitado, sonreír con la intención de perjudicar, o engañar al que saluda, alabar a su amigo indigno con elogios hiperbólicos; a su enemigo, aunque buen hombre, envilecerle y deshonrarle, así como a todas sus acciones, con el mayor rencor y malicia que se pueden inventar.

Al ver a un hombre comprar humo en vez de mercancías, castillos construi­dos con cabezas de necios, hombres que siguen las modas como monos en las ropas, gestos y acciones; si el rey se ríe, todos se ríen; «Si te rieses, él se reiría a carcajadas; te ve llorar y las lágrimas brotan de sus ojos». Alejandro se inclinaba, y así lo hacían sus cortesanos; Alfonso volvía la cabe­za, y así lo hacían sus parásitos. Sabina Popea, la mujer de Nerón, llevaba el pelo de color ámbar, y así lo hicieron todas las mujeres romanas al instante; la moda de aquella era la de todas. 

Al ver a hombres totalmente llevados por el afecto, admirados y censurados por opiniones sin juicio; una multitud desconsiderada, como los perros de un pue­blo, si uno ladra, todos ladran sin motivo. En la medida que gira la rueda de la for­tuna, si un hombre está favorecido o recomendado por algún grande, todo el mundo le aplaude; si cae en desgracia, en un instante todos le odian, y como el sol cuando se eclipsa: antes no lo tenían en cuenta, ahora lo contemplan y fijan la mirada en él. 

Al ver a un hombre que tiene el cerebro en el estómago, las tripas en la cabeza, que lleva cien robles a la espalda, que devora cien bueyes en una comida, es más, devora casas y ciudades, o como los antropófagos, que se comen unos a otros. 

Al ver a un hombre revolcarse como una bola de nieve desde la más baja mendicidad a los títulos de venerabilísimo y honorabilísimo, colocarse injusta­mente honores y oficios; a otro que mata de hambre a su genio, daña su alma para acumular riquezas que no disfrutará, que su hijo pródigo funde y consume en un instante.

Al ver la envidia de nuestros tiempos, a un hombre aplicar sus fuerzas, medios, tiempo, fortunas para ser el favorito del favorito del favorito, etc., el pará­sito del parásito del parásito, que puede despreciar el mundo servil, como si tuvie­se ya suficiente.

Al ver al mocoso de un mendigo hirsuto, que, alimentado últimamente de mendrugos, se arrastraba y lloriqueaba, llorando por todo, y que por un viejo sayuelo llevaba un mensaje, que ahora se agita en seda y satén, valerosamente montado, jovial y educado, ahora desprecia a sus antiguos amigos y familiares, descuida a su familia, insulta a sus superiores, domina sobre todos. 

Al ver a un sabio rebajarse y arrastrarse ante un paisano iletrado por carne para la comida. Un escribano mejor pagado por una obligación; un halconero que recibe mayor paga que un estudiante; un abogado que gana más en un día que un filósofo en un año, mejor recompensa por una hora, que la de un estudiante por doce meses de estudio; el que puede pintar a Thais, tocar el violín, rizar el pelo, etc. ganan ascensos antes que un filólogo o un poeta.

Al ver a un pobre tipo o a un sirviente asalariado arriesgar su vida por su nuevo señor, que apenas si le dará su paga al final del año; un colono del campo trabajar como una bestia, cultivar y afanarse por un zángano pródigo y ocioso que devora toda la ganancia o la consume lascivamente con gastos absurdos; a un noble que encuentra la muerte en una bravata, y por un pequeño fogonazo de fama se arroja a la muerte; a una persona mundana temblar ante un albacea testamenta­rio, y no temer al fuego del infierno; desear y anhelar la inmortalidad, desear ser feliz, y sin embargo evitar por todos los medios la muerte, un paso necesario para llegar a ello."

Etcétera.



Estas cosas -estas actitudes, estos comportamientos, estas voluntades, estos desdoblamientos, estas contradicciones, estas hipocresías, estos cambios de chaqueta- que dice Burton en su obra (1621) o que intuye que Demócrito (siglos V-IV a.e.c.), como buen reidor de su escepticismo, ya habría advertido a lo largo de su vida, estas cosas siguen en vigor en nuestros días. A nuestro alrededor, en las instituciones, en los negocios, en la hueca educación, en los pseudo medios de comunicación, en las aspiraciones absurdas y en las ambiciones torpes, en las relaciones que pretendemos desprendidas y generosas pero se truecan en obtención de algo a cambio, en los arcaicos conceptos sobre la vida que seguimos adorando mezcla de becerro de oro y dios salvador, en nuestra personalidad contradictoria y falsa, en la perturbadora inocencia que como adultos perseguimos todavía enarbolar irresponsablemente y que ni nosotros mismos nos creemos. 

Estas cosas y muchas más dice el erudito Robert Burton en la suculenta y sabrosa obra citada donde un aprendiz de descreimiento como yo aún intenta hallar consuelo.




lunes, 22 de septiembre de 2025

Vorágine de otro Adán, el de Marechal

 


"Adán cerró los párpados: ¡cómo le dolían esos pobres ojos! Cuando abusaba uno de la noche pidiéndoselo todo a su reinado, la noche ardía como un aceite negro y devoraba los párpados que no conseguían juntarse. Luego, sobre los párpados doloridos, la luz del día quemaba como el alcohol.-¿Sería él, acaso, un espíritu nocturno, emparentado con aves maléficas, insectos de culo fosforescente y brujas que montaban en escobas mansitas?-No, porque su alma era diurna e hija del sol padre de la inteligibilidad.-Siéndolo así, ¿por qué vivía de la noche?-Frecuentaba la noche porque en su siglo el día era incitador y antorcha de una guerra sin laureles, violador del silencio y látigo contra la santa quietud; exterior como la piel, activo como la mano, sudoroso como las axilas, vocinglero y fecundo en embustes, de sexo varonil, joven héroe de tórax velludo. Se apartaba del día porque lo embarcaba en la tentación de la fortuna material, en el ansia de poseer objetos inútiles y en el deseo malsano de ser político, boxeador, cantante o pistolero.-¿Y la noche?-Incolora, inodora e insípida como el agua, la noche producía, sin embargo, una borrachera igual a la de los buenos vinos; silenciófila, estimulaba empero el amanecer de las voces difíciles y los hondos llamados que sofoca el día bajo sus trombones; antípoda de la luz, ordenaba, con todo, la visibilidad de las estrellas; destructora de cárceles, favorecía la evasión; campo de tregua, facilitaba la unión y la reconciliación; hembra curativa, refescante y estimulante, se yuntaba con el hombre y concebía un hijo, el sueño, graciosa imagen de la muerte. Y, sin embargo, la noche pesaba dolorosamente cuando al fin uno quería dormirse y el sueño se le negaba".


Leopoldo Marechal, Adán Buenosayres.


¿Cómo nadie me había hablado antes de este novelón? Esta sensación de catarata y curso de aguas rápidas me arrastra, ¿o es lo que desconocía? ¿O acaso lo que uno sabía y comprobaba poco a poco pero lo había leído de otras maneras? Tal vez estoy lanzando las campanas al vuelo, pero que se empiece una novela y uno se sienta envuelto en una vorágine de forma, vocabulario, giros y sintaxis, donde el tema parece interesar menos que la manera como se ejercita una descripción sin fin, sin contemplaciones ni pausas,  no es algo frecuente, y en ese sentido me recordaba cómo Thomas Bernhard me atrajo a su propio torbellino o Céline a sus infiernos particulares. Bah, esto es un simple apunte, muy particular y de desahogo, en este inicio otoñal, frío, angustioso, abrumador y desconcertante.



lunes, 15 de septiembre de 2025

Riki Blanco, talla moral e ilustradora

 



Más nítido no puede ser. No hay líneas de meta ya en nada. Salvo las que nos marquen otros por la fuerza. Sí hay líneas rojas que no deberíamos traspasar. Pero hay quien lo ignora y allá con quién se alía su conciencia. Riki Blanco, colaborador en El País, da hoy su talla moral e ilustradora. 


viernes, 12 de septiembre de 2025

Los carreristas

 


Pasaban los carreristas. No sé si me lo inventaría yo o si se le ocurriría a alguno de mis primos o si es que por extensión en mi infancia la gente llamaba así a los que participaban en la vuelta ciclista. En aquella pequeña urbe del Norte todo se llamaba de otra manera, no opuesta pero sí con términos peculiares. Era un vocablo olvidado. Pero ayer, a medida que caminaba por mi ciudad, calles valladas, despliegue exagerado de policía de toda clase, bocinas y sirenas, pitos de guardias urbanos, gente acumulada en unas zonas y apenas afectada en otras, unos pocos patriotas con sus enseñas y otros pocos solidarios de causas perdidas con banderas de gente aplastada, lo de carreristas me vino por las buenas. He aquí que pasan los carreristas, me salió de pronto. ¿Por qué me vendría un término que desde niño tenía desechado para aplicar a los profesionales de un negocio que supera a su propia conceptualización de deporte? 

Caprichosa mente, siempre subrepticia, me dije a la par que me reía. A algún viandante debió sorprenderle que mi risa se reflejara exteriormente, aunque pudo suponer que yo iba como tantos otros van, colgado de unos auriculares o hablando con esa cosa pegada que llaman pinganillo. Pero no, yo, insignificante humano, solo llevaba pegada a mí mi propia mente. Mente atávica, mente que te piensas evolucionada pero que a las primeras de cambio te expulsa imágenes o pulsiones psíquicas que creías enterradas. Mente que relaciona, asocia, prejuzga, juzga equívocamente la mayor parte de las veces. Mente que genera adrenalina que pone en guardia, o provoca la bilis que te vuelve amargo, o proporciona dopamina placentera, o invita a estar atento y precavido. Mente que inventa ideas para el consumo personal e íntimo o bien recoge y acoge, aunque mañana las excluya, porque nada de lo que crees es original sino adaptado. Mente máquina, que nunca acabas de tener claro si la controlas o ella dicta sus normas para ser quien eres y para hacer obvio cómo te manifiestas. 

Por unos minutos me paré en una curva. Quité del fondo de la  imagen a coches que acompañaban la carrera, a guardias talludos, a los armados, a los de protección civil, al público; eliminé el ruido que se sucedía, los pequeños aplausos, el aliento verbal de aficionados. Por un instante fijé mi atención en el primer carrerista que pasaba inclinándose sobre el asfalto, luego en otros dos que casi rozaban el vallado. Traté de ver en cada uno de ellos al hombre híbrido enmascarado, al humano que se apoya en una máquina que responde en función de la energía que transmita con su pedaleo y su control. Hoy día, pensé, todos los humanos somos híbridos del día a día. Uncidos a un trabajo, a unos aparatos y vehículos, a unos medios de incomunicación pseudoperiodísticos, a unas relaciones múltiples que tienen mucho de repetición de tiempos y movimientos, como en la ingeniería industrial aplicada a las fábricas que ajustaba unos y otros en pro de la rentabilidad y el beneficio. Miré a los carreristas pero no encontré a los hombres. Aunque el movimiento de sus piernas me suscitó envidia. Y las mías, mientras, generando poco a poco varices, me dije.




lunes, 8 de septiembre de 2025

Demasiado humanos por ser superanimales

 



Desbordado por la lectura de Humano, demasiado humano, del multifacético alemán de bigotes, ordinariamente denominado Friedrich Nietzsche.

"El superanimal. La bestia en nosotros quiere que se le mienta; la moral es la mentira necesaria para que no nos destruya. Sin los errores implícitos en las hipótesis de la moral, el hombre seguiría siendo un animal. Pero así se ha tomado por algo superior e impuesto leyes más estrictas. Por eso aborrece los estadios más próximos a la animalidad: por ahí ha de explicarse el menosprecio del esclavo como un no-hombre, como una cosa".

La bestia en nosotros quiere que se le mienta. Vivimos en una permanente mentira, en cualquier órbita de nuestra existencia; por lo tanto ¿seguimos siendo agitados por el animal primigenio que fuimos y seguimos siendo? ¿Nos conforma la mentira y nos reafirmamos en ella? Mitos, morales, religiones, ideologías, corpus doctrinales varios...nos contemplan por milenios.

La moral es la mentira necesaria para que no nos destruya. Uno creyó alguna vez en que había una moral buena y otra mala, pero en realidad siempre nos hemos conducido con y en la doble moral. Si la moral es una mentira necesaria para la supervivencia, ¿qué salida tiene quien no quiera aceptar el engaño vital? Consúltense los sinónimos tan precisos como adaptados a casuística que proporciona el lenguaje. A estas alturas no veo alternativa.

Sin los errores implícitos en las hipótesis de la moral, el hombre seguiría siendo un animal. Las hipótesis de la moral son siempre de interés, beneficio, imposición o justificación. Eso puede alejarnos del animal natural pero reafirma un animal superior. A este le hemos llamado simplemente humano. Un concepto equívoco, al menos si te dejas llevar por el peso de la moral.

Pero así se ha tomado por algo superior e impuesto leyes más estrictas. Lo superior como proceso de autosugestión y no solo de adaptación al medio y a la evolución. Las leyes, ¿están para acotar espacios, impedir interferencias o lograr fines que de ordinario nos enfrentan?

Por eso aborrece los estadios más próximos a la animalidad: por ahí ha de explicarse el menosprecio del esclavo como un no-hombre, como una cosa. Acabemos. Queremos alejarnos de condiciones penosas del pasado, pretenciosos de que no volveremos a ellas. ¿Estamos seguros? Por ahí uno se explicaría que no aceptemos a los inmigrantes pobres, no nos importen lo más mínimo las víctimas de los genocidios mundiales (el último sobre los gazatíes es un exponente al alcance de la vista), nos diferenciemos de nuestros paisanos más humildes y deteriorados en su supervivencia, o tratemos de mala o despreciativa manera a quienes nos sirven en los mercados por debajo del salario mínimo. Esa precisión conceptual de Nietzsche un no-hombre, como una cosa, ya está en la teoría sobre la alienación y enajenación humanas, desarrolladas por otro pensador alemán de luengas barbas cuyo apellido Marx tantos temen aún. La cuestión hoy día es que hemos aceptado el estado individual alienado, como si fuera un precio menor, y nos desborda, cuando no desquicia, la propia enajenación donde no somos nadie sino lo que nos dicen (obligan) que seamos.

Por lo demás, puedo estar errado, y qué. Leer a Nietzsche oxigena, y más cuando ya nada se espera personalmente exaltante. que cantaba Celaya.



*Ilustración de Tullio Pericoli

miércoles, 3 de septiembre de 2025

Fundido a negro

 



Un hombre mira a una mujer. La mujer se deja mirar y a su vez observa al hombre. Él rebaja el descaro con el que contempla. A ella no le importa el atrevimiento y sabe devolver la mirada con disimulo. El hombre es ahora pasto de su escudriñamiento. A la mujer le basta un instante para deducir -todo es arriesgado, no obstante- de su manera de vestir, de su actitud, de los rasgos físicos, de su capacidad de mantener la mirada cuando ella le reta. Le es fácil inferir de cómo es ese hombre, con su margen de error. Él no saca conclusión de su mirada, solo le habla el instinto. Porque él ha detenido sus ojos en ella con la delectación usual en los hombres, pero es ella quien desafía sin que él lo advierta. Todo sucede muy rápido, van a coincidir en su paso. Ambos retardan el avance, probablemente más el hombre. No dejan de mantener el pulso visual mientras avanzan. Creen, sobre todo él, que el tiempo se demora, que los movimientos se ralentizan, que está a punto de detenerse la vida. Naturalmente la imagen de vida se refiere al pasado. Y esa circunstancia de aproximación tensa, mantenida, podría ser un punto de inflexión respecto a todo lo vivido. El ruido de la calle aumenta. El tráfago de personas desborda. Ambos están a punto de verse superados. El hombre percibe cierta angustia. La mujer teme perder el control de una fijación con la que domestica al adversario. Han llegado al punto en que la línea del suelo iguala el plano en el que se encuentran. Por un instante él cree que ella se ha parado. A su vez la mujer teme que él no avance más. Un fundido a negro les salva de tener que decidir.



*Imagen de Maya Deren

domingo, 31 de agosto de 2025

Humanos: ¡El arte os vengará!





 


Descubridlo y llevadlo a vuestras vidas. ¿Los mitos? ¿Las religiones? ¿Los esoterismos y espiritualidades? ¿Las ideologías? ¿El mercado?

Humanos: ¡El arte os vengará! Descubridlo.




Maya Plisetskaya interpreta el Bolero de Ravel en versión Maurice Béjart

viernes, 29 de agosto de 2025

Resistente Neil Young (79 años) y su potente grito No more great again

 



Parece que los artistas van reaccionando ante las medidas autocráticas que Trump está tomando en los USA. El despliegue de la Guardia Nacional y los agentes Anti inmigración en Washington DC y la amenaza a que siga tomando otras ciudades importantes y poco dóciles a él y su partido, ha llevado a Neil Young a dedicar una canción titulada Big Crime a la política contra la ciudadanía del presidente. Según el medio Dirty Rock "Neil Young & The Chrome Hearts presentaron la nueva canción el 27 de agosto en Chicago en el Huntington Bank Pavilion, donde Young denuncia las 'reglas fascistas', los 'soldados en nuestras calles' y la influencia de los 'fascistas multimillonarios'. El estreno en Chicago, precisamente, no es casualidad: Donald Trump ha propuesto repetidamente desplegar la Guardia Nacional para combatir la alta tasa de delitos violentos de la ciudad “para restablecer el orden público”. Estos planes se enfrentan a una férrea resistencia por parte de políticos locales y estatales, así como de activistas de derechos civiles, quienes los consideran una interferencia federal ilegal en los asuntos municipales y una violación de su jurisdicción. Trump también está acusado de utilizar el despliegue de la Guardia Nacional como herramienta política para reprimir a ciudades gobernadas por demócratas indeseables."

Se adjunta la letra de la canción. La expresión Nunca más grande es la réplica al lema de Trump de Hagamos America grande otra vez (Make America Great Again, MAGA)





No more great again 
No — no more great again
There’s big crime in D.C. at The White House 

Don’t need no fascist rules 
Don’t want no fascist schools 
Don’t want soldiers on our streets 
There’s big crime in D.C. at The White House 
There’s big crime in D.C. at The White House 

Got to get the fascists out 
Got to clean the white house out 
Don’t want soldiers on our streets 
There’s big crime in D.C. at The White House 
There’s big crime in D.C. at The White House

No more great again 
No — no more great again
There’s big crime in D.C. at The White House 
No more great again 
No more great again 
No more great again 

*

Nunca más grande
No, nunca más grande
Hay un gran delito en DC en la Casa Blanca

No necesitamos reglas fascistas
No queremos escuelas fascistas
No queremos soldados en nuestras calles
Hay un gran delito en DC en la Casa Blanca
Hay un gran delito en DC en la Casa Blanca

Hay que echar a los fascistas
Hay que limpiar la Casa Blanca
No queremos soldados en nuestras calles
Hay un gran delito en DC en la Casa Blanca
Hay un gran delito en DC en la Casa Blanca

Nunca más grande
No, nunca más grande
Hay un gran delito en DC en la Casa Blanca
Nunca más grande
Nunca más grande
Nunca más grande




miércoles, 27 de agosto de 2025

Muecas

 



En su infancia el niño tenía por costumbre hacer muecas. La mueca debe ser una seña de identidad con la que uno presume de ser él mismo y no otro. Una respuesta al desasosiego que causa la evolución más recóndita de un cuerpo. La evolución silenciosa del propio cuerpo nunca se controla. Sus expresiones pueden ajustarse a lo indicado por otros (los padres) o a una salida rebelde en forma de gesticulaciones y manías. Un cuerpo vivo pugna por expresarse por todas sus partes, aunque en ocasiones sean salidas caóticas. En aquel tiempo ciertas madres, tal vez pocas, vestían a algunas criaturas de blanco. Hasta los calcetines y zapatos podían ser blancos. 

Cuánto simbolismo en el blanco, de tipo etéreo y moral pero también o, sobre todo, como signo de limpieza (del que llevaba puesto el blanco) El niño uncido amorosamente por una madre a ella misma (habría que hablar en otro momento de aquellos estereotipos de madres) y a la mentalidad media  de un tiempo que necesitaba purificarse como humanidad y como tiempo. Qué era lo que más podía gustar al niño de aquel vestir. El cinturón sin duda. Denotaba otro signo: el de un futuro adulto que él podía capturar junto a su exhibición alba. Tópico es que un niño quiera ser mayor. ¿O como los mayores? Aquel niño siempre permaneció en la duda: ser mayor (crecer) ¿era lo mismo que convertirse en adulto? Él no podía saber entonces que el adulto merma, aunque parezca lo contrario. El niño con cinturón superaba así a otros niños de su edad. Lo ordinario era todavía llevar pantalones con tirantes. 

Esta es una imagen de paseo. Ir de paseo, al menos para aquella madre, era ir de punta en blanco (nunca mejor dicho) Ella, también iba así. Su vestido oscuro arropaba un cuerpo de mujer bien dotado. Resaltaba una esbeltez que el niño percibía y probablemente de la que se enorgullecía cuando las miradas se centraban en ella. ¿En qué iría pensando el niño con sus muecas? Tal vez en la visita al parque. En llegar hasta el barquillero. En montar en la barca del parque y escuchar las repetidas historias sencillas del barquero. Barquillo, barco, barquero...La etimología de las palabras sale al encuentro común de los recuerdos. La navegación de la infancia con inciertos destinos a costas más imprevistas todavía. Mucho más tarde descubrirá el niño de blanco que hay otro tipo de muecas en el pensamiento y las ideas, en las conductas encontradas y en las actitudes cooperadoras, en la sencillez de los corazones que tratan de permanecer incólumes en alguna región de ellos y en la oscura y malsana bilis que envenena la existencia. Ahora se da cuenta el otrora niño que las muecas son fieles compañeras de por vida, como las sombras. 



domingo, 24 de agosto de 2025

Evasiones





Lo más sorprendente y beneficioso del paraje no es la presencia (la floresta, su color, el agua, su rumor, la brisa, su caricia) Es la ausencia (de ruido, de polución, de individuos, de voces, de obligaciones, de compromisos) Vale no tanto por la contemplación como por la evocación. Miramos y nos empapamos de lo que está ante nuestros sentidos. Pero nos vienen a la mente viejas imágenes de un tiempo en que la presencia no sabía de ausencia. Hoy ya no sabemos claramente si la evocación es mero ejercicio de memoria (tememos su alteración) o imaginario (nos inquieta su adulteración) o incluso onírico (nos aterrorizamos ante nuestra mente incontrolada)

Seguimos mirando fijamente la fronda, escuchando el murmullo del agua, percibiendo la ligereza del aire. No sabemos si estamos o nos hemos ido. Me veo (he conseguido verme como si fuera la primera vez)  en aquellos lejanos conciertos de la arboleda, junto al arroyo de la niñez. 

Tal vez un día el final sea así.



miércoles, 20 de agosto de 2025

Contemplaciones

 



Hacía tiempo que no veía a Max. Salga o no salga de viaje es un tipo imparable. ¿Llego en mal momento?, le digo. Él finge amodorramiento o acaso resaca, pero como le conozco no me engaña. Max, hasta de tus poses haces ficciones. Deja caer el mentón y se queda un rato contemplando el suelo. A Max le gusta observar cualquier ángulo de la geometría del espacio. Una vez me dijo:  me inspira el suelo que piso tanto o más que el horizonte que se abre a lo largo. No es que me aclare por ello más el suelo pero ofrece un punto de reflexión diferente. El suelo supone la obviedad de una limitación próxima. El paisaje promete pero a la vez frustra si no hallas en él lo que oscuramente deseas. Eso me dijo. Como parece que me estuviera leyendo el pensamiento interrumpe su silencio. Esta mañana he visto bajo las losetas del cuarto mi pasado. Si contemplase la lejanía no vería el pasado y menos lo que estuviera por llegar. Es decir, nada. Te desborda la imaginación, Max. Se rebela. Si yo estoy viendo lo que te digo, ¿es que me lo estoy imaginando solamente? Bah, no me tomes en consideración o, si quieres, lo justo. Debe ser el día, pero ¿ves?, incluso esta expresión es una excusa. Los hombres vivimos excusándonos. ¿Acaso otra forma de ficción, Max? Pero Max ha vuelto a quedarse mirando el solado, aunque advierto en su mirada diagonal una pizca de socarronería plácida.




* Ilustración de Carlos Cubeiro para el libro Yzur, cuento de Leopoldo Lugones.

martes, 19 de agosto de 2025

Conmemorando al Federico que vive y habita entre nosotros

 



Tantas lluvias después 
y tantos suelos hollados 
que no nos reconocen 
para qué preguntar
por qué buscar tus huellas
en las entrañas de la arcilla reseca 
si para que aparezcas 
siempre vivo 
todo nutriente 
harto jugoso
solo nos basta hurgar en tus palabras 
cantar con tus canciones 
soñar con tus ficciones 
reír como aquel que cree 
con la torpe pero sana fe 
de amador del instante 
que la vida es fugitiva
que las sombras simulan combates
que los amores no son
sino pertrechados barquitos
que divierten nuestra navegación
haciéndola más ligera
hasta que apeemos un día nuestros pies 
en el limo de aquella ineludible orilla 
a la que fatigados y burlones
imaginaremos retornar.




*Se cumplen 89 años del asesinato de Federico García Lorca por fanáticos partidarios del golpe anticonstitucional de 1936. Leed a Federico. Buscadlo en sus textos. Rescatadlo en vuestras  mentes. Para que ni él ni nadie de aquel episodio cruel quede en el olvido.



domingo, 17 de agosto de 2025

Lo enmascarado

 












Te veo apresurado, me dice Xiao. Voy al taller de máscaras, me queda poco para terminar la que estoy haciendo para la fiesta de la cosecha. Y no te lo vas a creer, pero por primera vez este año permiten temas libres. Hay quien sigue reproduciendo las mismas imágenes de genios, diosecillos o diablos de toda la vida. O quien todavía recurre a representaciones animistas, como si la naturaleza tuviera que tener rostros como nos place a los hombres. Yo elegí un tema más perturbador. Una cara que no se identifique, al menos en apariencia, con ningún humano ni con ningún personaje mitológico ni con ninguna fuerza natural. Cuesta imaginar tu máscara, Cao. Querré verla cuando la termines. Además tendrás que adjudicarla un nombre, ¿no? Ahí me pones en un aprieto, Xiao. Porque tal como llevo su modelado no solo va a confundir a los que la vean sino que me deja a mí mismo perdido. Te daré un avance. Es asimétrica, sus facciones no se corresponden, los órganos de la cara están exagerados. Hay prominencias desmedidas donde no existen en un rostro como el nuestro. No se sabe si ríe o llora. Si ama u odia. Si mira adentro o afuera. Si clama o si se muerde la lengua. Además la voy coloreando irregularmente, sin correspondencia alguna, siguiendo impulsos donde los colores no tienen los mismos significados que nuestros colores habituales. Seguramente sea repulsiva para la mentalidad tradicional. Y sin embargo a mí se me antoja más humana que las convencionales. Y más terrorífica que las que están sobradamente gastadas. 

Cao, me tienes en vilo. Me dan ganas de ir contigo al taller. No, Xiao, prefiero evitar interferencias. Quiero una máscara que me salga desde dentro. Una carátula que exprese lo que sientan las vísceras y que no se ajuste a lo convencional. Quiero que mi propio enmascaramiento revele lo que se me oculta de mi interior a mí mismo. Y no me importa si dicen que es extremadamente feísta. O que expresa un alma torturada. O que retrata una personalidad degenerada. Si lo ven de este modo me reiré de todos, pues la máscara no solo les estará realmente ocultando mi manera de ser, aunque yo pretenda transmitírsela sin tapujos, sino que se estará apropiando de las suyas. Presiento que te dejo pensando y, sobre todo, intrigado, Xiao. Cao, me quedo dando vueltas a que si no será la fealdad lo que mejor expresa el trasfondo de una máscara. O simplemente lo que hay detrás o dentro de cada uno de nosotros, Xiao. 

Mi amigo hace un gesto de confirmación con la cabeza. Ve ya, no te entretengas, dice, y que la inspiración o tus tripas te permitan terminar con acierto la máscara.



*La verdad es que me salió una máscara atípica, al menos, sí.

viernes, 15 de agosto de 2025

Lo casual

 

















Tengo una duda, Xiao. ¿crees que hay algo que sea absolutamente casual? Yo también tengo mis dudas, Cao, y he vivido más que tú. He llegado a la conclusión de que lo que existe es la apariencia de lo casual. Siempre hay causas concretas detrás de cada suceso, aunque no las conozcamos. O, si prefieres, llámalo motivaciones, si lo que llega viene de mano humana. Lo que es obvio es que hay fuerzas que se desatan sobre los humanos y que directamente no se pueden modificar. Un rayo siempre será un rayo o un temporal un diluvio imparable o un movimiento bajo nuestros pies una sacudida que muerde la tierra, por ejemplo. Pero los humanos tenemos a nuestro favor un aprendizaje largo que nos debe permitir prever. ¿Que no siempre se puede? Dirás: es que no se ven venir ciertos castigos naturales. Pero tampoco es cierto pues la ciencia ha avanzado para hacer pronósticos cada vez más aproximados. Y gracias a ello se han frenado males mayores. Los hombres han echado un pulso continuo desde las primeras civilizaciones. Se han asentado en zonas fértiles aunque también tengan en muchos casos sus riesgos. Las casas no siempre se han levantado sobre terreno a salvo de desgracias. Los bosques no siempre se han cuidado. Las guerras no se han podido evitar en tantos casos. Las locuras de los malvados no son fáciles de parar a tiempo. ¿Quieres decir, Xiao, que solemos culpar a lo externo cuando no hemos hecho lo suficiente y a tiempo para impedir el azote de fuerzas naturales o humanas? ¿Que justificamos nuestros defectos y pasividades con eso que llamamos el azar? Mira, Cao, la discusión sobre qué hay de azar y qué de visión preventiva sobre un fenómeno o un acontecimiento es de toda la vida. Nunca nos pondremos de acuerdo en obtener una respuesta clara. Entonces, Xiao, ¿no sería más fácil y sobre todo más beneficioso dotarnos de medios y estar siempre alerta siquiera para que lo que directamente no podemos controlar reduzca el riesgo sobre nuestras vidas?  Cao, vas aprendiendo a extraer tus propias conclusiones. Aplícate a ello. Descubrirás que tras lo fortuito, que dirán muchos, lo que hay es no querer o no poder tomar medidas a tiempo.



*Fotografía de Lalo R. Villar, tomada de El País de la edición del 15 de agosto.

miércoles, 13 de agosto de 2025

Lo sobrio

 





















Al pasar por delante de la taberna de Chiang allí estaba como todas las tardes tu anciano pariente, Xiao. El hombre alzó su vaso de espeso huangju en ofrecimiento. Le agradecí el gesto pero lo rechacé. Luego bebió de un trago todo el vaso, carraspeó y se frotó los labios con la manga de su remendada camisa. Transmite mis deseos de lo que quiera a mi pariente Xiao, dijo. Me limito a trasladártelos. Xiao ha sonreído afirmando con la cabeza. Mi pariente está de vuelta de todo, dice, y su escepticismo le ha llevado a cambiar incluso el lenguaje convencional. Otro hubiera dicho: da recuerdos o un saludo o la paz para Xiao. Él ha preferido que el destinatario de su deseo elija. No es nada tonto y sabe que al dejar la puerta abierta a la bondad natural no solo desprecia los lugares comunes de las palabras y las expresiones al uso sino que concede al sujeto al que dirige su recuerdo la posibilidad también de romper con el tópico y la trivialidad. El mundo está necesitado de retomar las palabras con sentido que han sido desplazadas. Necesitado de que se rescate la sensatez que los viejos términos sabios sabían interpretar y sobre todo comunicar. O bien de reiventar voces nuevas pero recuperando el valor de los conceptos que antes fueron válidos y ahora parece estar siendo ignorados. Yo pensé, Xiao, que tu pariente estaba un tanto ¿cómo decirlo? despistado por el alcohol y que hablaba por hablar. No, Cao, no es ningún beodo. Él siempre controló lo que decía, cómo lo decía y a quién se dirigía con su mensaje. Nunca ha abusado de la conversación. Lo suyo es lo escueto y preciso. Párate un día, acepta un trago de huangju si puedes con ello, y escucha al anciano. 




*Obra de Maximino Peña Muñoz    

martes, 12 de agosto de 2025

Cuando Las Médulas -y otros entornos- veas pelar...

 


Señores visitantes: asómense al agujero de la vida un rato antes de que el infierno apagase el paisaje, devastara la naturaleza, condenara la herencia de otros hombres, ignorase el ingenio de ancestrales culturas, acabara con unos cultivos de las gentes de la comarca, insultase a la belleza y desplazara el sentido común. 

Asómense a lo que fue una vez un ámbito heredado que debería servir para admiración, conocimiento y sabiduría, y no solo para compensar el aburrimiento de los veraneantes.

Contemplen lo que pudo seguir siendo si no se considerara el bien público con desprecio por algunos, con escaso respeto por otros, con dejación y poca intervención en sus cuidados por las autoridades.

Si han visto alguna vez la hermosura de la naturaleza recreada desde que los romanos actuaran sobre los montes para extraer el codiciado oro retengan aquella visión.

Aprovechen para reflexionar sobre los comportamientos de dudoso civismo de nuestros días que suele conllevar un concepto equivocado del disfrute colectivo. Sobre las privatizaciones que destruyen la riqueza de los bienes comunales. El paisaje o los restos monumentales e históricos no son una mercancía, aunque negocios varios y autoridades de todo tipo  los estén convirtiendo en un producto al que sacar rédito, y cuanto más mejor (para algunos)



Resalto parte de las declaraciones -en cursiva- en el diario.es de Javier Sánchez-Palencia, arqueólogo, experto conocedor de Las Médulas:

"El incendio se ha producido apenas un año y medio después de la polvareda levantada por el proyecto impulsado por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León (precisamente la que lidera el operativo contra el fuego) para acondicionar rutas para BTT (Bicicletas Todo Terreno) en tramos de los canales romanos, la red hidráulica más importante del Imperio Romano, una infraestructura clave al conducir el agua que removió las montañas para extraer el oro hasta dejar las singulares formas del paraje. “Y este es un ejemplo clarísimo del mucho dinero que se ha destinado a tonterías y no a prevención. Se destinaron 800.000 euros, que se dice pronto, para habilitar rutas. Como si no hubiera otros sitios para hacer rutas en León… Y sin ningún arqueólogo que hiciera un seguimiento. Como si fuera en el siglo XIX”, censura el arqueólogo, muy crítico desde el principio con esta iniciativa. 

Preguntado sobre si la falta de gestión única en un paraje en el que intervienen administraciones desde la autonómica hasta los tres ayuntamientos del entorno (Carucedo, Borrenes y Puente de Domingo Flórez) y varios colectivos ha podido lastrar también la gestión contra los incendios forestales, Javier Sánchez-Palencia lanza una reflexión más profunda: “Hay que dejar de considerar a Las Médulas como un producto. Es un recurso, tanto para la gente de la zona como para los que llegan de fuera. No es algo que haya que vender. Lo que pasa es que estamos metidos de lleno en esta corriente neoliberal asquerosa. La gente podría aprovechar la visita para adquirir conocimiento. Y sería una experiencia más rica que siendo un mero producto turístico, pero no se acaba de entender que se trata de un sitio único y singular”. ¿Podría ser este incendio un hito para cambiar la mentalidad? “Casi lo dudo”, contesta. "Todo está unido. Las Médulas es un conjunto. Sin embargo, la gente está acostumbrada a disociar lo cultural de la naturaleza; o la biología de la arqueología”.



Enlaces de interés:









lunes, 11 de agosto de 2025

Siempre serán Las Médulas

 


En la búsqueda de uno de los materiales de lujo de su tiempo, el oro, los romanos provocaron este paisaje casi extraterrestre. Se encuentra en la comarca de El Bierzo, en la provincia de León. Para obtener el oro los romanos ingeniaron sistemas y procesos de extracción a cielo abierto, que al derrumbar la montaña generó un nuevo paisaje, dejando estos pichachos y la creación de un lago artificial, el lago de Carucedo. Castaños, cerezos, robles repoblaron las laderas para beneficio de los pobladores modernos. El mega incendio de ayer destrozó todo, incluso algunos hábitats y, naturalmente, habrá cambiado la vida de las gentes del entorno. Habrá o no mano siniestra provocando el fuego, pero también probablemente abandono y falta de medios y prevención por parte de las autoridades de la Junta de Castilla y León. 

En una semana dos incendios de impacto. La Mezquita de Córdoba y Las Médulas. Ya llegó el tirón de orejas de la UNESCO para el primer incidente. Probablemente llegue el segundo para la zona leonesa. Y es que no hay manera de que se extreme el cuidado y protección de los bienes culturales. Ambos incendios son señales de aviso graves para todo espacio cultural del país. A ciertos gestores que navegan en la extrema derecha habría que decirles: menos caza del inmigrante o del musulmán, y más defensa en este caso de la herencia histórica, que es pública.

Veremos en qué quedan las responsabilidades de la autoridad y en qué para el delito si hubo perversa intención de causar el daño.  Pero para los que hemos apreciado siempre Las Médulas, para quienes nos hemos quedado perplejos no solo al contemplar el paisaje sino al conocer las técnicas de explotación romanas, Las Médulas seguirán. Mis mejores deseos de ánimo para todos los vecinos de los pueblos y aldeas de la zona. Larga vida y pronta recuperación, que la naturaleza se repone antes o después. La Humanidad, de sus errores o dejaciones, ni se sabe.




jueves, 7 de agosto de 2025

Lo destructivo

 









Xiao, estoy atemorizado por las noticias que nos llegan de otras partes sobre destrucciones y sus efectos sobre las personas. Siempre las hubo, Cao, pero no nos hacíamos eco, o bien no afectaban directamente a nuestras generaciones respectivas. Tal vez el hecho de que ahora sintamos más cerca tanta devastación, tanta persecución de otras gentes, nos hace temer por nosotros mismos. Es como si pensásemos: no estamos libres de vernos envueltos en conflictos que suelen ser alentados por desalmados. Pero sería un error adjudicar solamente a personajes sin escrúpulos sus invasiones y violencias sobre otros pueblos. Esos personajes suelen estar apoyados por parte de su población y además saben aprovechar las condiciones de debilidad o pasividad de otros que podrían evitarlo. Esos otros que dices, Xiao, ¿no pueden o no quieren hacer nada para impedirlo? De todo un poco, Cao, y haces bien en utilizar el presente. Demasiados interes de minorías que detentan poderes en cascada. Quienes tienen bienes económicos controlan a su vez poderes políticos y alientan con su demagogia a sus sociedades. ¿Me estás diciendo, Xiao, que toda situación de destrucción a la que se llega no es una mera obra de esas minorías sino que cuenta con la complicidad o al menos el silencio de sus poblaciones? Complicidad de los propios, Cao, pero también de los ajenos. ¿Ves cómo acerca de las noticias que nos llegan de gente que sufre y pierde su suelo, sus bienes, sus vidas, no hacemos nada? ¿Acaso ves si nuestra sociedad de aparente paz y seguridad sale en defensa de quienes lo pierden todo, sea cual sea el lugar del mundo donde se produzca? Xiao, creo que he sacado a relucir un tema espinoso que vuelve opacas nuestras conciencias. Porque queremos, Cao; porque queremos permanecer en la cómoda pero ciega oscuridad.


* Recordando Hiroshima y Nagasaki. Recordando Gaza. Recordando Sudán. Recordando Congo. Recordando Ucrania. Recordando lo que hemos olvidado. Recordando incluso lo que desconocemos.


martes, 5 de agosto de 2025

Escritora Catherine Lacey: La divinidad da rienda suelta a la crueldad

 


Escritora Catherine Lacey en una entrevista en El País Semanal:

"La divinidad da rienda suelta a la crueldad. Si crees que hay un Dios verdadero y sigues unas reglas, puedes justificar cualquier maldad. Eso hace que nuestra humanidad sea totalmente desechable. Porque lo real está en otro sitio. Lo estamos viendo en Gaza. Hay gente que cree que tiene un derecho divino a esta tierra. Y eso justifica, para ellos, los asesinatos. La violencia religiosa es de las pocas violencias por las que la gente no pide perdón. Si crees está de tu lado, no puedes hacer nada malo. Puedes matar niños y no pasa nada. No eran los elegidos".

Qué interesante opinión que me deja reflexionando, por si aún tenía dudas. Que no las tenía.




*Fotografía: La primera, tomada de El País. La última, de la página de Amnistía Internacional.

domingo, 3 de agosto de 2025

Lo uniforme

 










Al pasar por la cercanía de la  Plaza de las Siete Lunas he advertido tal gentío que parecía dirigirse a ella que no he podido por menos que evitar las calles principales y elegir otras de escaso tránsito para llegar hasta aquí. Xiao me lo cuenta con cierta inquietud. No sé si se trataba de gentes que iban a una concentración religiosa con el líder supremo que está de visita o de una concentración de uno de los partidos que pugnan por dirigir la ciudad. Podría haber sido cualquiera de ellos, pues esgrimían pendones y proferían consignas que ensalzaban a su paladín, y no me ha parecido que hubiera diferencias en la parafernalia que exhibían, en el fervor que mostraban y en la pasión mística que parecía guiarles. Obviamente también podría tratarse de un evento deportivo o de la atracción publicitaria por algún producto de moda que se esté lanzando y que haya cautivado a la masa. Xiao, ¿lo que te tiraba para atrás era ese flujo innumerable de individuos que dices o su comportamiento? Sin duda, Cao, que ambas cosas. La masa, numéricamente hablando, me ha vuelto escéptico total desde hace mucho. Y además descreído. Donde hay masa siempre me pongo en guardia. Si se la ve muy organizada y con tono agresivo, la rehúyo. El comportamiento, tan impersonal, tan de como si en lugar de ir miles fuera solo un individuo, del mismo modo y voceando frases insensatas y de culto al personaje que sea, me causa rechazo. La uniformidad de las personas formando masa expresan una mentalidad excesivamente ajena al ejercicio de un pensamiento independiente e imaginativo. 

Nos hemos asomado a la terraza desde la que se divisa abundante y plateado el río. También el río es una masa, Cao, me dice con aire pensativo. Pero esa personalidad natural es la que le dota de belleza y alma libre. En los humanos lo natural queda relegado por los imperativos forzosos de los que acaso somos pocos los que queremos escapar.



*Fotografía de Aleksandr Rodchenko.

jueves, 31 de julio de 2025

Lo desigual











Me pregunto a veces por qué hay tanta diferencia entre unos y otros humanos, Xiao. Y no me refiero solo al aspecto exterior o a su comportamiento. ¿Alguna vez has visto dos guijarros idénticos, Cao? ¿O dos gotas de rocío del mismo perímetro? ¿O dos miradas que transmitan idéntica intención? ¿O dos caricias que hagan sentir con el mismo cariño? ¿O dos palabras capaces de interpretar con precisión equivalente  lo que se desea expresar? Dos individuos sometidos a las mismas preocupaciones no reaccionan del mismo modo. Dos humanos por ser humanos no gozan de las mismas bondades. Dos pobres simplemente por serlo no aceptan del mismo modo su condición. Dos inteligencias, a cual más competentes, no obtienen el mismo resultado en su uso. Entonces, Xiao, ¿está en la propia condición natural ser diferentes? Pues mira, Cao, es frecuente que las desigualdades naturales sean la coartada para justificar las que los humanos hemos establecido, que a la postre son más profundas e hirientes, hasta el punto de que muchos afirman cínicamente que también la desigualdad social es un producto de la naturaleza. Y lo que es más indignante: que se admita.



*Fotograma de la película Arroz amargo, de Giuseppe de Santis.

miércoles, 30 de julio de 2025

Nuestro genocidio. Una denuncia de ONG israelíes



Son bienvenidas las críticas y argumentos de israelíes disidentes con sus gobernantes. En este sentido dos ONG de aquel país han salido a la palestra valiente denunciando el genocidio de su Estado en Gaza. B'Tselem y Médicos por los Derechos Humanos (PHR) han hecho su informe y copio y pego su editorial. 

"Desde octubre de 2023, Israel ha reorientado su política hacia los palestinos. Su ofensiva militar contra Gaza, en curso durante más de 21 meses, ha incluido masacres, tanto directas como mediante la creación de condiciones inhabitables, graves daños físicos o mentales a toda la población, la destrucción de infraestructuras básicas en toda la Franja y el desplazamiento forzoso a gran escala, añadiendo la limpieza étnica a la lista de objetivos oficiales de guerra. 

Esto se ve agravado por las detenciones masivas y los abusos contra palestinos en cárceles israelíes, que se han convertido en campos de tortura, y por la destrucción del tejido social de Gaza, incluyendo la destrucción de instituciones educativas y culturales palestinas. La campaña también constituye un ataque a la propia identidad palestina, mediante la destrucción deliberada de campos de refugiados y los intentos de socavar al Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente (OOPS). 

Un análisis de la política israelí en la Franja de Gaza y sus terribles consecuencias, junto con las declaraciones de altos cargos políticos y comandantes militares israelíes sobre los objetivos del ataque, lleva a la conclusión inequívoca de que Israel está tomando medidas coordinadas y deliberadas para destruir la sociedad palestina en la Franja de Gaza. En otras palabras: Israel está cometiendo genocidio contra los palestinos de la Franja de Gaza.  

El término genocidio se refiere a un fenómeno sociohistórico y político que implica actos cometidos con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso. Tanto moral como legalmente , el genocidio no puede justificarse bajo ninguna circunstancia , ni siquiera como acto de legítima defensa.  

El genocidio siempre ocurre dentro de un contexto: existen condiciones que lo posibilitan, acontecimientos desencadenantes y una ideología que lo guía. La actual arremetida contra el pueblo palestino, incluida la Franja de Gaza, debe entenderse en el contexto de más de setenta años en los que Israel ha impuesto un régimen violento y discriminatorio contra los palestinos, adoptando su forma más extrema contra quienes viven en la Franja de Gaza. Desde la creación del Estado de Israel, el régimen de apartheid y ocupación ha institucionalizado y empleado sistemáticamente mecanismos de control violento, ingeniería demográfica, discriminación y fragmentación del colectivo palestino. Estas bases, establecidas por el régimen, son las que posibilitaron el lanzamiento de un ataque genocida contra los palestinos inmediatamente después del ataque liderado por Hamás el 7 de octubre de 2023. 

El ataque contra los palestinos en Gaza es inseparable de la creciente violencia que se inflige, en distintos niveles y formas, contra los palestinos que viven bajo el dominio israelí en Cisjordania y dentro de Israel. La violencia y la destrucción en estas zonas se intensifican con el tiempo, sin que exista ningún mecanismo nacional o internacional eficaz que actúe para detenerlas. Advertimos del peligro claro y presente de que el genocidio no se limite a la Franja de Gaza, y de que las acciones y la mentalidad subyacente que lo impulsan puedan extenderse también a otras zonas.  

El reconocimiento de que el régimen israelí está cometiendo genocidio en la Franja de Gaza, y la profunda preocupación de que éste pueda extenderse a otras zonas donde viven palestinos bajo el régimen israelí, exigen una acción urgente e inequívoca tanto de la sociedad israelí como de la comunidad internacional, y el uso de todos los medios disponibles bajo el derecho internacional para detener el genocidio de Israel contra el pueblo palestino".